Cuando la tarde se apaga,
Releo tus ojos y siembro,
Alma y sueños de tu cadencia.
Te siento allá, lejos en mí,
Tendida, abandonada, calima.
Duermes y tu pecho dulcemente apuntando,
Mi deseo de manos, tiritando.
Territorio de ninfas y amazonas,
Donde en la oscuridad de los cuerpos,
El placer enseñorea; enarbolando estandartes.
Y tus piernas, bronces de artista genial,
Levemente insinuando el movimiento,
Pelvis, puvococigeo lamento.
El deseo galopa en mi llanura,
y hoya mis genitales a cada tranco.
Torrente sanguíneo, imparable.
Flujos que envuelven y libando...
Mis sentidos se abrasan, verano...
Auroom