La esencia se escapa como el viento.
Y entre los dedos se siente y se duele.
Doliente deceso del apego fundido.
Torpes creencias de inocencia.
El milagro desvanece inesperado.
Enamorados infantes,
en dulce celada.
Un instante de amor...
¡Que pensaba el infante...!
Soñó, en esclarecida noche.
Y al despertar,
Al ver el rugoso detalle,
Sangró sus manos,
Inmaculado paño.
Y sonriendo su tez,
Volvió a ensombrecer su semblante.
Evidente noche del despertar.
Auroom